Me encanta el mar y, tal vez, sea por eso que comparo mi vida con él.
Cuando hay sol el mar esta tranquilo, es transparente y tibio. La sensación de ir al mar, enterrar tus pies en la arena y sentir el agua golpearte suavemente es hermoso. Todos van al mar cuando hay sol. Todos juegan con el mar, le sacan fotos, son felices junto con él.
Pero, hay días, en los que el sol se oculta atrás de nubes grises y el mar comienza a agitarse. La lluvia cae y lo transparente y brillante del mar desaparece, y se vuelve oscuro y violento. Se siente rayos y el cielo llora gotas de agua. Y, entonces, todas las personas que estaban en la playa se van corriendo a sus casas. El mar esta inquieto y no para de moverse. La lluvia no cesa, al contrario, cada vez es peor. El mar golpea las rocas con fuerza, se sacude, grita, pero nadie esta ahi. Nadie puede ver al mar en esa situación. Nadie se da cuenta.
Entonces, el mar se calma, por cansancio, por que al cielo no le queda mas lluvia que caer, o por cualquier otra razón.
Y la gente vuelve, y sigue riéndose y el mar vuelve a ser brillante y tranquilo.
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