Día 32 de 365: Grandes decisiones

Tomar grandes decisiones conlleva riesgos y los riesgos son inciertos y dan miedo. Un mal paso y caemos por el abismo, como si caminaramos en la cuerda floja. Cada paso dado con inseguridad, dudando. Y es que cambiar significa eso: caminar por una cuerda floja, un terreno disparejo que no conocemos, que no sabemos a donde nos llevará.

Pero más que el "como llegar" o que el "cambio", nos da miedo el equivocarnos, el fallar, el no saber.

Es obvio, puesto que esta en nuestra naturaleza utilizar el conocimiento como combustible de nuestras acciones, porque sin saber, todo lo que hagamos, por donde vayamos, sera una habitacion sin piso. 

¿Como hacer cuando no se sabe, como hablar cuando no se conoce, como explicar cuando no se ha aprendido?

Pero aprender es facil, accesible... el problema es qué. ¿Qué estudio, sobre que me informo.. si antes no pienso en qué es lo que me gusta?

Y ¿cómo se que es lo que me gusta? ¿ue tal si hay mas de una cosa, o si no hay ninguna?

El tiempo corre y hay que decidir.

Y cada vez es mas complicado. 

Qué digo. Qué hago. Qué elijo...

Cómo saber que es lo mejor... 

¿Y si mi arrepiento? No lo sabré si no lo intento.

Y preguntamos, pedimos consejo, opinion. Pero eso no sire, no importa, porque ellos no son nosotros y nosotros no somos ellos. Las actitudes, las situaciones y las personalidades son distintas, no es lo mismo.

Las decisiones importantes son complicadas por que no hay nadie, mas que nosotros mismos, que las pueda resolver. Porque, al fin y al cabo, son decisiones que afectan nuestras vidas y no la de los otros.

Y no importa que tanto pensemos, que tanto investiguemos, que tanto leamos, escuchemos o preguntemos; la respuesta esta en nosotros, muy adentro escondida. Y no importa que tantas propuestas recibamos, la respuesta  no va a cambiar. Y, al mismo tiempo, no importa que tanto la busqyemos, no va a salir hasta el ultimo momento.

Al igual que cuando riramos una moneda al aire y, mientras esta cae, nuestro interior susurra deseos inclinados hacia una de las caras. Porque en el ultimo momento, con la presion en su maximo esplendor, la respuesta sale a la superficie, disparada cual fuego artificial.